La iniciativa, liderada por el senador caldense Guido Echeverri, establece que ninguna institución podrá iniciar clases antes de las 7:00 a.m.
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El Senado de la República aprobó de manera unánime el proyecto de ley conocido como Estudio sin madrugón, que busca prohibir el inicio de la jornada escolar antes de las 7:00 a.m. en instituciones públicas y privadas de los niveles inicial, preescolar, básica y media.
El senador Guido Echeverri Piedrahita, ponente de la iniciativa, explicó que el horario de entrada a clases incide directamente en el bienestar físico y mental de los estudiantes, así como en su rendimiento académico.
Según el legislador, comenzar las actividades escolares en horas demasiado tempranas afecta también la dinámica de los hogares, especialmente de quienes tienen bajo su responsabilidad el cuidado de los menores de edad.
“Estudios señalan que el inicio de jornadas tan tempranas está relacionado con la aparición de problemas conductuales, la falta de atención, un rendimiento académico inferior o un número mayor de accidentes o lesiones”, señaló Echeverri.
El congresista agregó que esta medida cobra mayor relevancia al revisar los datos de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida de 2022, elaborada por el DANE, que estableció que el 69,7 % de los hogares en el país son encabezados por mujeres solas o sin pareja.
“Un inicio anterior a las 7:00 a.m. de la jornada escolar significa que estas madres deben despertar mucho antes del amanecer para preparar a sus hijos, asegurarse de que desayunen adecuadamente, lleguen a la escuela a tiempo y en condiciones de seguridad, lo cual reduce drásticamente sus horas de descanso y afecta su salud física y mental”, puntualizó.
El proyecto también contempla la reducción de la duración de las clases, que en algunos colegios alcanzan los 60 minutos. La propuesta establece que no superen los 45 minutos, en concordancia con estudios pedagógicos sobre concentración y atención.
Echeverri citó un análisis realizado en 2022 por la Universidad Politécnica Salesiana de Ecuador, según el cual el tiempo de concentración de un niño de 5 años no supera los 25 minutos, mientras que el de un niño de 10 años no alcanza los 50 minutos.
Con esta aprobación en el Senado, a la iniciativa le restan dos debates más en la Cámara de Representantes para convertirse en Ley de la República.
