En un esfuerzo por preservar la movilidad y la independencia de los adultos mayores, la práctica regular de sentadillas se presenta como una herramienta efectiva para fortalecer los músculos de las piernas, particularmente los cuádriceps, glúteos e isquiotibiales, de manera controlada. Esta actividad no solo contrarresta la debilidad muscular y la pérdida de estabilidad, sino que también protege las articulaciones de la rodilla frente a afecciones como la artrosis y el síndrome del almohadón, esa dificultad común para incorporarse desde asientos bajos.
Los problemas articulares, como la artrosis que se manifiesta a partir de los 50 años —aunque el desgaste inicia desde los 40—, incrementan el riesgo de caídas y complican las actividades cotidianas en la etapa adulta. Realizar ejercicios preventivos como las sentadillas mejora la estabilidad, el rango de movimiento y la calidad de vida sin agravar el desgaste articular, ya que estos movimientos trabajan los músculos que rodean y sostienen la articulación de la rodilla.
Una estrategia accesible contra la pérdida de movilidad
Expertos destacan que incorporar sentadillas de forma habitual en la rutina de los adultos mayores representa una inversión en salud a largo plazo, previniendo la dependencia en la vejez y facilitando tareas esenciales del día a día. Al enfocarse en el fortalecimiento controlado, esta práctica simple y accesible se convierte en aliada indispensable para mantener una vida activa y autónoma, especialmente en contextos donde los problemas de rodilla son prevalentes.
Desde La Veintitrés Manizales, se recomienda consultar con un profesional de la salud antes de iniciar cualquier rutina de ejercicios, asegurando que las sentadillas se adapten a las capacidades individuales para maximizar beneficios y minimizar riesgos.

















