En entrevista con delegados de la Fiscalía, el detenido como principal sospechosos de la desaparición y muerte del religioso dio las supuestas coordenadas donde enterró el cuerpo.
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El misterio acerca de la desaparición del sacerdote Darío Valencia Uribe parece estar llegando a su fin, luego de cinco meses de que el religioso fuese reportado como desaparecido y tras intensas y agotadoras labores por ubicarlo.
Y es que la última persona que fue vista con el padre Valencia, el escolta Julián Eduardo Cifuentes, confesó ser el responsable de su asesinato durante un encuentro con fiscales colombianos en Francia.
Como se recordará, este hombre fue capturado en París tras la emisión de una circular roja de Interpol. Tras el arresto reveló a los investigadores del Gaula de la Policía y al fiscal especializado que viajaron a entrevistarlo, no solo que asesinó al sacerdote, sino el lugar donde escondió el cuerpo, antes de huir al exterior.
De hecho, en este momento, una comisión especial trata de ubicar los restos del sacerdote, de 59 años de edad, oriundo de Risaralda (Caldas), en una zona entre los departamento de Pereira y Caldas.
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Lo último que se supo
El 25 de abril, día de la desaparición, el padre Valencia fue visto por última vez en compañía de Cifuentes y un comisionista de vehículos que, según la madre del clérigo, lo ayudaría a vender su camioneta personal.
La camioneta del padre Valencia fue hallada días después abandonada en un lavadero de carros en Viterbo, Caldas. Tras establecerse que Cifuentes fue la última persona vista con el sacerdote, las autoridades colombianas emitieron la circular roja que permitió su captura en Francia.
Hasta ahora se manejaba la hipótesis del asesinato, por lo que, la confesión de Cifuentes y la revelación del sitio donde ocultó el cuerpo, podrían poner fin a las dudas sobre el paradero del padre Valencia y permitir a las autoridades colombianas avanzar en la investigación de este lamentable crimen.