La Veintitrés

Una Copa que ganamos y por poco perdemos

En la gráfica acompañan a Nicolás Leoz, Presidente entonces de la CONMEBOL los periodistas Nestor Pongutá, Carlos Arturo Paez, Erika Fontalvo, Luis Alberto Sánchez, Javier Contreras y Samuel Salazar. (Foto Tomada en el Club Campestre de Manizales, previo a una de las jornadas de la Copa América de 2001
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Sólo una vez Colombia ganó la Copa América de Fútbol, evento que por estos días realiza una nueva versión en Estados Unidos. Hace 23 años la sede del certamen fue nuestro país, la que estuvimos a punto de perder debido a la delicada situación de orden público que empañaba por completo nuestra imagen internacional y sembraba temores en los países participantes que consideraban que no había garantías de seguridad. ¿Cómo se sortearon esos momentos? Fuimos testigos directos de lo que se vivió entonces.

Por Samuel Salazar Nieto*

La equivocación de uno de los operadores del conmutador de la Presidencia de la República permitió prender las alarmas y puso al Gobierno Nacional a diseñar sobre la marcha, la estrategia encaminada a evitar que, a menos de dos meses de comenzar el certamen, Colombia fuera despojada del derecho que había adquirido a realizar la Copa América de Fútbol del año 2001.

Era el último sábado del mes de  mayo de ese año y tenía unas tareas claras para ese fín de semana que incluían entrar en contacto con algunos altos funcionarios, entre ellos Guillermo Fino Serrano, director de la DIAN. Fue así como procedí a solicitar por el falcon (una central de comunicaciones que desde la Casa de Nariño apoyaba directamente al Jefe del Estado y a su círculo más cercano de colaboadores) para que por favor me comunicaran con el Director de Impuestos y Aduanas Nacionales. 

“Doctor Fino buenos días, tal como lo habíamos acordado esta semana, lo estoy buscando para …..” No alcancé a terminar la frase porque el interlocutor al otro lado de la línea me interrumpió: “ Buenos dias Samuel, hablas con Álvaro Fina, Presidente de la Federación Colombiana de Fútbol”. 

De inmediato le presenté disculpas por la equivocación pero mi sorpresa fue aun mayor cuando, por el contrario, el personaje expresó su aprobación porque por fin podía hablar con alguien cercano al Presidente Andrés Pastrana, con quien se estaba tratando de comunicar hacía varios días y no le había sido posible contactarlo. 

“Dígale por favor que nos van a quitar la sede de la Copa América”, fue su inmediato clamor, el que una vez colgué  le trasladé al Presidente Pastrana, quien de inmediato pidió a la central de comunicaciones que se lo contactaran. Ese mismo sábado, y gracias a ese error del operario del conmutador que estaba de turno, el Gobierno de Colombia, de manera oficial, se puso en la tarea con la Federación Colombiana de Fútbol de evitar que perdieramos la realizacion del evento. 

Una semana después, el lunes 4 de junio,  el Presidente Pastrana y una reducida comitiva integrada por  el secretario General, Gabriel Mesa Zuleta; el Secretario Privado, Julián Guerrero; el director del DAS, coronel Germán Jaramillo; el alcalde de Cali, Jhon Maro Rodríguez; el jefe de Casa Militar, coronel John Jairo Uribe; el jefe de Seguridad, coronel Royne Chávez (q.e.p.d.);  el suscrito, Secretario de Prensa, y el doctor Gabriel Riveros, médico personal del primer mandatario, estábamos a bordo del Foker F-28 de la Presidencia de la República rumbo a Asunción, Paraguay, donde al día siguiente el Comité Extraordinario de la Confederacion Suramericana de Fútbol, definiría si acogía o no  la solicitud para el cambio de sede de la Copa América ante la situación delicada de seguridad que enfrentaba Colombia. 

La CONMEBOL exigía, previo a ese encuentro,  garantías de seguridad para los equipos participantes, los oficiales, los turistas y todos los involucrados en el evento.

El Presidente Pastrana y su equipo presentaron un plan detallado de seguridad, prometiendo que las Fuerzas Armadas garantizarían la protección durante el torneo.

En la reunión, Andrés Pastrana expresó el compromiso total del gobierno colombiano con la realización del evento, asegurando que se tomarían todas las medidas necesarias para garantizar un torneo seguro y exitoso.

Se destacó el apoyo logístico y financiero del gobierno para cumplir con los requisitos de la CONMEBOL.

También se discutió sobre el impacto positivo que tendría la realización de la Copa América en Colombia, tanto a nivel económico como en términos de imagen internacional. El Presidente de la República subrayó la oportunidad que representaba el torneo para mostrar una cara positiva de Colombia al mundo y promover la paz y la unidad a través del deporte.

Después de analizar las garantías y el compromiso presentados por el gobierno colombiano, la CONMEBOL decidió ratificar a Colombia como sede de la Copa América 2001, la decisión fue recibida con optimismo y fue vista como un voto de confianza en la capacidad de Colombia para organizar un evento de esta magnitud.

Ese mismo día, con la satisfacción de haber realizado una extraordinaria labor, Pastrana y su equipo de trabajo emprendimos el regreso al país, a preparar además con la Federación Colombiana de Fútbol, el evento que se realizó entre el 11 y 29 de julio, sin la presencia de Argentina que pese a las garantías ofrecidas por Colombia, se negó a participar.

Toda ese esfuerzo resultó premiado al final del torneo cuando concluyó el certamen, sin que se hubiese presentado algún detalle que lo empañara, y por el contrario el buen comportamiento del público y del país en general, fue el mejor premio, que además se enalteció con el triunfo de la Selección Colombia que se coronó Campeona de América, sin perder ningún partido y con el arco invicto.

*Asesor Editorial La Veintitrés

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