¿Unidad para qué?

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Por JUAN MANUEL GALÁN*

Teilhard de Chardin (1881-1955), religioso jesuita, paleontólogo y filosofo, afirmó que no existe un conflicto entre la razón y la fe, solo se debe discernir los conceptos para ver la verdad. Escribió sobre la evolución del ser humano hacia un estado de conciencia superior que trasciende lo individual. El punto de encuentro entre el Alfa y el Omega, el principio y el final, la evolución espiritual del ser humano hacia un estado moral superior, es decir, la conciencia colectiva. En su “misa sobre el mundo”, Chardin nos recuerda que todos somos parte de una casa común (la conciencia ambiental). No debería existir tampoco un conflicto político porque en definitiva vamos todos para el mismo destino y la política es el instrumento para trazar el rumbo. El Omega es ese punto en el que somos colectivamente conscientes y decidimos unir fuerzas. Reivindica la esperanza y la fe en que “el futuro es mejor que todos los pasados”. 

El filósofo francés, reafirma a la democracia como escenario de evolución social y terreno fértil para la conciencia colectiva. Los mensajes de Teilhard de Chardin están más vigentes que nunca para un mundo y una Colombia en aparente conflicto político y crisis de insatisfacción con la democracia. Para el paleontólogo jesuita, estamos en una espiral evolutiva ascendente, vivimos hoy solo una etapa más hacia ese punto Omega. 

En Teilhard de Chardin encontramos el sentido en la búsqueda de unidad política como propósito superior. En contraste con la pobre versión de “unidad” en contra de una persona, de un gobierno o un régimen. En los escritos del filósofo jesuita está la respuesta al ¿PARA QUE? de la unidad. Unidad para que la democracia recupere la seguridad y se legitime desde una igualdad plena de oportunidades. 

Luis Carlos Galán, inspirado en Chardin, decía que la educación histórica y política era la manera de despertar la conciencia colectiva, de llegar al punto Omega. Solo a través del discernimiento ciudadano, individual y colectivo, la democracia puede tener un sistema inmunológico contra el virus del populismo, la desinformación, el autoritarismo, la anti-política o lo que ahora llaman “outsiders” que buscan el poder para hacer negocios y destruir la democracia. 

El discernimiento es la capacidad de analizar y evaluar críticamente la información y las acciones de los líderes políticos. En un mundo saturado de información y desinformación, los ciudadanos deben contar con herramientas para distinguir entre la verdad y la mentira, la sinceridad y la hipocresía. En Colombia, donde la política está marcada por promesas incumplidas y actos de corrupción, el discernimiento se convierte en una herramienta indispensable para mantener la fe en la institucionalidad democrática.

Tener fe en un político no debe ser un “acto de fe” en el sentido religioso. No se trata de seguir a un “mesías”, caudillo, führer o líder de manera incondicional, sino de evaluar constantemente sus acciones, su humanidad y la coherencia de sus posturas.

En Colombia, donde la política ha estado históricamente marcada por la desconfianza y el desencanto, recuperar la fe en el sistema político requiere un esfuerzo concertado con los ciudadanos. Los ciudadanos deben ejercer su derecho y deber de participar, cuestionar y exigir, mientras que los líderes deben trabajar para ganarse la confianza a través de la transparencia, la integridad y el cumplimiento de sus promesas.

*Director Nacional del Nuevo Liberalismo

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