En Doradal, municipio de Puerto Triunfo en el Magdalena Medio antioqueño, los venados chital introducidos ilegalmente hace casi 40 años por Pablo Escobar en su Hacienda Nápoles han proliferado de manera alarmante, amenazando la fauna local y la producción ganadera. David Echeverry, jefe de la oficina de gestión de la biodiversidad de Cornare, alertó sobre esta invasión biológica que desplaza especies nativas como la anta y el chigüiro, al tiempo que daña la rotación de pastos en los potreros. Willington Herrera, un vaquero de 21 años de la región, ha presenciado cómo estos animales, conocidos como “narcovenados”, invaden áreas boscosas y fincas, saltando de dos a tres metros de altura para sortear cercas y obstáculos.
Estos venados, más grandes que los cinco tipos nativos de Colombia, presentan cuernos mayores en los machos y manchas blancas en el lomo de los adultos, asemejándose al icónico Bambi de las películas. Su expansión se debe a la falta de depredadores naturales efectivos —solo algún jaguar ocasional— y una tasa de natalidad de al menos una cría por año, lo que permite que las manadas se dividan en nuevos grupos cuando escasean los recursos. Similar al caso de los hipopótamos escobarianos, esta especie exótica genera inquietud creciente por su impacto ecológico, comparable al observado en Texas donde desplazaron al venado de cola blanca.
Desafíos para el control y monitoreo
La captura directa provoca miopatía por estrés en los animales, por lo que Cornare propone esterilización química a distancia y ciencia participativa para registrar avistamientos. Sin embargo, Echeverry advierte sobre las dificultades técnicas.
«Es muy difícil marcar a los animales después de haberlos esterilizado de manera química; puede ocurrir entonces que se esterilice por error varias veces al mismo ejemplar».
David Echeverry, jefe de la oficina de gestión de la biodiversidad de Cornare
Los testimonios locales resaltan el daño agrícola: el venado chital impide que el pasto retoñe adecuadamente, afectando la ganadería. Aunque no se ha estudiado a fondo, Cornare inicia ahora un acercamiento para entender su comportamiento en la región, donde también se han convertido en atractivo turístico para hoteles de lujo.
«El venado puede dañar la rotación del pasto, porque no deja retoñar el pasto».
Testimonios de la región entregados a Los Informantes
«Es un venado muy similar al venado que nosotros tenemos en Colombia, pero es un poco más grande, unos cuernos mucho mayores, los machos ya en estado adulto presentan unas coloraciones en la parte del lomo, como unos puntos blancos, es muy parecido al que conocemos como el Bambi de las películas».
David Echeverry, jefe de biodiversidad de Cornare
«Ese animal salta mucho… de dos a tres metros más».
Willington Herrera, vaquero de 21 años en Doradal
«No lo hemos estudiado nada, básicamente un reporte de presencia, pero digamos lo que estamos haciendo ahorita es aproximarnos un poco más a conocer cómo se está comportando esta especie porque no sabemos nada».
David Echeverry, jefe de biodiversidad de Cornare
Este legado ecológico de Pablo Escobar subraya la necesidad urgente de acciones coordinadas para mitigar el desequilibrio en los ecosistemas del Magdalena Medio, antes de que los “narcovenados” se conviertan en una amenaza irreversible para la biodiversidad antioqueña y la sostenibilidad ganadera.

















