Vigilante graba agresión sexual de inspector policial en Soacha, Cundinamarca

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Dalin Selena Monsalve, una vigilante de 23 años, presentó una denuncia formal contra José Arturo Figueredo, inspector de Policía en la Inspección Sexta de Soacha, Cundinamarca, por presunta agresión sexual ocurrida el martes 3 de junio de 2025 alrededor de las 5:00 p.m. El incidente, que incluyó besos forzados en la cabeza, tocamientos en los senos y frases sexualizadas, fue grabado en video con el teléfono móvil de la víctima y ya circula ampliamente, tras ser publicado por Noticias Caracol. Monsalve, quien había soportado meses de acoso y agresiones similares, entregó la evidencia a las autoridades, lo que ha desencadenado investigaciones en la Fiscalía General de la Nación, la Personería de Soacha y la oficina de control interno disciplinario del municipio.

En el video, se observa cómo Figueredo, un abogado con trayectoria como ex personero y defensor de familia en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar desde su designación como inspector en 2021, realiza actos impropios mientras la víctima lo confronta. Monsalve ha reportado padecer depresión y ansiedad como secuelas del abuso sistemático, y Figueredo negó los hechos ante las cámaras, evitando declaraciones detalladas. La denuncia no es aislada, ya que varias compañeras de la vigilante han revelado patrones similares de acoso por parte del inspector, lo que ha llevado a renuncias en el entorno laboral.

Un historial de denuncias y acoso sistemático

Otra vigilante de 45 años también denunció incidentes graves, afirmando que Figueredo sacó su miembro, se bajó el cierre y se lo mostró, recibiendo un rechazo inmediato con un empujón y una cachetada que la llevó a huir. Estas revelaciones exponen un patrón de conducta que ha afectado a múltiples mujeres en el lugar de trabajo, con la Defensoría del Pueblo alertando sobre la percepción de impunidad que embarga a algunos agresores. En Colombia, alarmantemente, el 90% de las denuncias por acoso sexual no avanzan en el sistema judicial, lo que agrava la situación y disuade a las víctimas de alzar la voz.

«Si lo hace con nosotras que podemos medio defendernos, imagínese con un niño… nos faltaba que de verdad nos abusara sexualmente».

Dalin Selena Monsalve, vigilante

«Me empieza a coger los senos, me empieza a coger la cara. Me coge las manos para que yo le coja su miembro inferior. Me dice, ‘Vea, esto es suyo, esto, esto va a ser suyo’… En todo el vídeo, ese señor tiene una risa pervertida de que le gusta lo que está haciendo».

Dalin Selena Monsalve, vigilante

«El señor sacaba su miembro, se bajaba el cierre y me lo mostró. Obviamente, yo lo rechacé, lo empujé, le di una cachetada y salí de una vez para la puerta».

Vigilante anónima

Monsalve hace un llamado urgente a las mujeres afectadas: «Denuncien, no se queden calladas, porque sencillamente hoy podemos ser nosotras, mañana puede ser un hijo de nosotras, que esto no puede ser así, que esto no puede quedar impune». Mientras las investigaciones judiciales y disciplinarias avanzan a la espera de decisiones, el caso pone en evidencia fallas estructurales en la protección contra el acoso sexual, especialmente en entornos de poder como la policía local, según destaca Lisa Cristina Gómez Camargo, defensora delegada para los derechos de las mujeres de la Defensoría del Pueblo, quien critica «la percepción de impunidad con la que actúan algunos agresores».

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