El hecho principal que sacudió las últimas horas llega desde La mansión de Luinny, un reality producido en la República Dominicana, donde Yina Calderón intentó un beso de tres con dos compañeras durante una conversación en áreas comunes. La Moyeta y La Diabla formaban parte de la propuesta, pero los otros participantes —entre ellos La Bella Chanel y Karina García— la rechazaron de inmediato. El momento fue grabado por las cámaras del set y difundido en redes, convirtiéndose en un fenómeno viral que desató un intenso debate sobre la conducta de Calderón y sobre posibles patrones que la influencer habría mostrado en el pasado.
El episodio llega además en un contexto de rivalidades que han marcado la convivencia dentro del programa. En episodios previos, Yina Calderón ya había enfrentado a La Bella Chanel y a otros participantes, de modo que este nuevo intento se inscribe en una dinámica de tensiones entre figuras del reality. La difusión rápida del clip ha alimentado discusiones sobre límites, provocación y la línea entre entretenimiento y conductas criticables, especialmente ante la ausencia de una pareja sentimental anunciada para Calderón en ese momento.
La escena que divide redes y enciende el debate sobre la conducta de Calderón
Las reacciones en redes han sido numerosas, con centenas de citas y comentarios que se replicaron en plazas digitales de todo el país y más allá. Este momento se suma a la conversación sobre la personalidad de Calderón dentro del reality y a las críticas que ya le habían sido dirigidas por otros participantes y seguidores, además de encender conversaciones sobre si conductas provocativas como esta deben tener consecuencias en el programa, incluyendo posibles expulsiones.
«Por esta madre mía que es de RD del 3 de febrero que te la voy a sonar» – La Bella Chanel, Creadora de contenido dominicana
«Escúchame bien Chanel, soy la más odiada, pero recordada» – Yina Calderón, Influencer
«Te repudian en tu país, tú crees que tengo cabeza…» – La Bella Chanel, Creadora de contenido dominicana
En términos de contexto, el programa continúa erosionando la línea entre provocación y límites aceptables, a la luz de estas discusiones públicas. Las escenas polémicas que han marcado la trayectoria de Yina Calderón en La mansión de Luinny se mantienen como un eje central para espectadores y comentaristas, que debaten no solo la veracidad de las revelaciones, sino también las posibles repercusiones para las dinámicas de convivencia y para el futuro del reality en su versión dominicana.
Con todo, este episodio contribuye a consolidar a Calderón como una de las figuras más comentadas del ecosistema digital asociado al programa y a intensificar el debate sobre si las dinámicas provocativas deben permitirse en el marco de un reality o si podrían desencadenar medidas disciplinarias. En el balance, se destaca el papel de la escena como catalizador de una conversación más amplia sobre normas de conducta, consentimiento y la responsabilidad de quienes producen y protagonizan contenidos de entretenimiento en plataformas públicas.















