En la foto Juan de J y Ana Beiba
¿Como no, si crio con mi madre 13 hijos con el salario mínimo? Fue la primera muestra de trabajo en equipo que conocí en mi vida.
Esteban J.
Me pregunto qué le regalaría a mi padre si estuviera vivo. Una oración, una misa, una ruana, un fajo de billetes, un viaje al mundial, un ajedrez o un mercado de aquellos que donaba a gente desfavorecida.
Mi primer regalo, me avergüenza reconocerlo, fue un par de medias y unos calzoncillos. Ambos con kilometraje, pero limpios. Se veían como nuevos.
Con el tiempo pasaron las estrecheces del bolsillo y, año tras año, lo traje a Bogotá, donde lo vestí, en un almacén popular, de pies a cabeza.
Se veía como un dandy.
Nunca le compré sombreros a la moda, Stetson o Barbisio, hechos a mano, los que usaban mis abuelos, porque no le gustaban. Era como regalarle a mi mamá, un delantal en su día.
Siempre en sus cumpleaños o en el día del padre, intercambiaba relojes, pasión de toda su vida, en transacciones que le beneficiaban.
En los últimos años, enfrentado a las enfermedades, recluido en una clínica de Manizales, escondía los billetes que le daban mis hermanos, en el bolsillo izquierdo de la camisa de calle que lucía con su pantalón de piyama.
Se comprobó que algunas enfermeras inescrupulosas, cambiaban el dinero bueno recaudado, por moneda falsa. Mi padre nunca se enteró de lo que ocurría.
Optaron mis hermanas por llenar el bolsillo con billetes falsos. Igual se lo robaban.
Moraleja: LADRÓN QUE ROBA LADRÓN “NO PUEDE TENER PERDON…” Esto, y muchas cosas más, nos enseñó.
Que tipo bueno fue mi viejo. Me apasionó por la oración y la lectura. Lo honraré siempre en su ausencia. Sé que algún día volveremos a caminar juntos, por la inquebrantable fe en Dios que nos legó.
Hablando de fiestas… La última, la reciente, que nunca pare…El futbol, sin arrebatos pasionales, le gustaba. Esteban J.
Les dejo este video de la selección…