En una cancha de fútbol, tres silbatos pueden decidir el rumbo de un partido. Pero, cuando esos silbatos pertenecen a tres mujeres idénticas, la historia no solo sorprende, inspira. María Camila, Diana Isabel y Manuela Vásquez Franco, trigemelas nacidas para arbitrar, no solo comparten una genética idéntica, sino una vocación que las distingue en los estadios del país
Para su madre, son «Los Tres Milagros». Para su padre representan el máximo orgullo y el sueño de poder verlas en persona dirigiendo un partido de fútbol profesional. Y para el fútbol femenino colombiano, un ejemplo de talento, dedicación y sincronía.
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Por SAMUEL SALAZAR NIETO
Cuando Nancy Bibiana Franco Patiño supo que estaba en embarazo tenía 17 años. Cursaba el grado 11 y lo primero que hizo fue acudir a una profesora amiga que la acompañó para que una bacterióloga la sacara de dudas y ratificara lo que ya presentía. La noticia fue un secreto mientras terminó sus estudios de bachillerato en Pensilvania, Caldas, lugar donde nació y se crio.
Ya graduada, su vida dio un giro de 180 grados, truncando sus sueños de estudiar Agronomía en Pereira. A regañadientes aceptó la sugerencia de su suegra, Norma Cecilia Pérez, de viajar a Bogotá para practicarse una ecografía. «No la va a pagar usted, la voy a pagar yo», le dijo su suegra ante su negativa inicial.
“Lo único que veíamos eran tres bolitas”, recuerda Bibiana, quien entonces se enteró de que llevaba tres bebés y que el embarazo era de alto riesgo. Con el apoyo de sus familias, ella y su esposo, Felipe Vásquez, de 23 años, decidieron permanecer en la capital para garantizar la atención médica necesaria.
El embarazo avanzó sin contratiempos mayores, y los médicos confirmaron que los embriones eran del mismo sexo y que se trataba de trigemelas, una condición que ocurre solo una vez entre dos millones de embarazos en el mundo. Pero las sorpresas aún no paraban: El Primero de marzo de 2001, viernes, con el propósito de comprar hormigas culonas, uno de sus antojos, Bibiana acompañó a Felipe al centro de la ciudad a cobrar la paga por arbitrar partidos de fútbol; cuando caminaban dio un paso en falso y cayó de rodillas. El cimbronazo la afectó y el incidente precipitó el nacimiento, el domingo siguiente, de tres hermosas sietemesinas, en el Día de la Madre y de la Virgen de Fátima. Desde entonces, sus hijas fueron conocidas como «Los Tres Milagros»
Trillizas, no solo por apariencia
Desde antes de nacer las han identificado como «las trillizas». Ese ha sido su referente en el ámbito familiar, en el fútbol y en el periodismo deportivo. Sin embargo, lo que casi nadie sabe es que son trigemelas, una condición extremadamente rara, presente solo en uno de cada 200 millones de embarazos.
María Camila, Diana Isabel y Manuela Vásquez Franco son tan parecidas que la gente las confunde constantemente. Incluso su madre admite que debe observarlas detenidamente para diferenciarlas. A su padre le ocurre igual y admite que se equivocaba con mayor frecuencia cuando eran más pequeñas. “Somos idénticas, pero somos tres personas muy diferentes”, afirma Manuela, quien mide un centímetro menos que sus hermanas (1,74 m).
Los trigéminos monocigóticos surgen de la división repetida de un único embrión en las etapas iniciales del desarrollo. Esto significa que comparten el mismo material genético, el mismo sexo y características físicas extremadamente similares.
Raíces profundas
Desde los dos meses de nacidas hasta los cuatro años, las hermanas vivieron en Pensilvania, el pueblo que consideran su hogar. Aunque la familia se radicó en Bogotá por un tiempo, regresaron a Pensilvania hace once años. “Ellas nunca se sintieron cómodas en Bogotá”, explica Bibiana.
Por eso cuando Felipe regresó hace once años al pueblo como Coordinador de Deportes “ellas arrancaron detrás de él”. Y aunque ya sus padres estaban separados, un año después “la que arranqué fui yo detrás de ellas” cuenta la madre. “Su cambio fue total, mientras en Bogotá vivían en función del colegio y la casa, aquí en Pensilvania se vinculaban a cuanta actividad las invitaban”, agrega.
Practicaban baloncesto y Voleibol y dos de ellas integraron la banda sinfónica del municipio. Eran sobresalientes estudiantes y en los ratos libres ayudaban a su mamá en su negocio de bisutería «Los Tres Milagros».
Hoy a pesar de sus compromisos como universitarias y árbitras profesionales, – estudian Ciencias del Deporte y la Recreación en la Universidad Tecnológica de Pereira y están constantemente viajando por el país para atender los requerimientos de la Liga Femenina – siempre sacan tiempo para estar allí, en “La Perla del Oriente”, con sus padres, familiares y amigos. “Es un lugar muy especial, que nos ha acogido, nos ha ayudado demasiado, donde hay mucha pasión por el deporte y nosotras venimos siempre acá, compartimos con la familia, entrenamos y nos relajamos”, asegura Manuela.
Un silbato para cada una
El baloncesto y el hacer equipo con su mamá quedaron atrás cuando descubrieron su afinidad con el arbitraje. Todo comenzó porque su padre, que estaba al frente de la comisión local de árbitros, las invitó a una charla con expertos que viajaron a capacitar a nuevos prospectos del juzgamiento deportivo.
“Esto fue gracias a mí padre que nos invitó un día a una clase y después de eso nos quedó gustando… es más, nuestro debut fue haciendo asistencia a mi papá acá en Pensilvania”, recuerda Diana Isabel.
“Todo fue culpa de mi papá”, bromea María Camila, quien agrega: “él, poquito a poquito, no fue metiendo en el cuento, nos invitaba a reuniones, veíamos vídeos con él, leíamos el reglamento”.
Lo que comenzó como un hobby para ganar algo de dinero pronto se convirtió en una pasión. Explica Felipe Vásquez que el proceso de formación de sus hijas comenzó en el ámbito local, pitando partidos de niños y actuando como sus asistentes. También fue fundamental en el mismo el aporte del gremio regional, lo que además les abrió la puerta para dar el paso al profesionalismo.
En 2016, la Corporación de Árbitros de Fútbol de Caldas las formó con capacitaciones profesionales y cursos FIFA. En 2022, debutaron en la Liga Profesional Femenina. María Camila, como asistente, debutó en un partido entre Deportivo Cali y Atlético Huila. Diana Isabel, árbitra central, tuvo su primer encuentro en un juego entre América de Cali y Llaneros. Y en el primer semestre del año pasado Manuela, también árbitra central, debutó en el Estadio El Campín de Bogotá, pitando el partido entre Independiente Santa Fe y Deportes Tolima.
Paradójicamente, Felipe aún no ha tenido la oportunidad de estar presente en un estadio del país observando a una de sus hijas impartir justicia en un partido del profesionalismo. El año pasado viajó a Bogotá con la intención de ver a María Camila, que actuaba como asistente en el partido de la final de la Liga Bet Play entre el Independiente Santa Fe y Deportivo Cali. “No pudimos conseguir la entrada y nos tocó volvernos para la casa a verlo por televisión”, afirma con tristeza.
El Presente
María Camila es la mayor de las trillizas y es quien va más adelante en el proceso. “Cuando piso una cancha como que siento que me empodero y me concentro más, estoy más atenta… es chévere y también la adrenalina de tomar decisiones críticas, de hacer las cosas bien como que todo eso me motiva más… hay que tener mucho carácter”, expresa.
Para ella lo que menos le gusta de su profesión “son los insultos de personas que muchas veces no entienden factores que en el fútbol se tienen que hacer valer o se tienen que hacer cumplir; muchas veces la pasión lleva a la gente a decir cosas que no son correctas, pero una definitivamente tiene que aprender a no cargarse de esas cosas y termina siendo como una capita de aceite en la que todo resbala”.
Su sueño, como el de sus hermanas, es alcanzar la acreditación de árbitra FIFA, en la cual avanza por un camino que durante 2023 y 2024 la llevó a ser uno de los cinco prospectos colombianos invitados por la CONMEBOL a realizar cursos de capacitación en Paraguay.
Diana Isabel, quien contó con la fortuna de tener en su debut a su hermana María Camila como asistente, cuenta con una certificación VAR y en los cuadrangulares de la semifinal del Fútbol Femenino también tuvo la oportunidad de oficiar como cuarta árbitra en algunos de los partidos.
Ella afirma que, con María Camila y Manuela no hay competencia. “Somos equipo. Todo el mundo dice que competimos o que somos rivales o algo así, pero con mis hermanas no tomamos esto como una competencia entre nosotras, sino como un equipo, porque muchas cosas de las que nosotros hacemos, necesitamos obviamente, pues el apoyo emocional de la otra, de alguien que esté ahí diciendo lo hizo o no bien, lo hizo o no mal.
Entonces nosotros trabajamos en equipo y lo que hacemos jamás ha sido una competencia para nosotras si no, por el contrario, una motivación para que la otra salga adelante y una misma salir adelante como para no quedarse atrás.
Aunque este proceso ha sido en un corto tiempo, las tres hemos salido adelante gracias a nuestro trabajo, a hacer las cosas bien y a estar siempre unidas”.
Manuela, por su parte, está en este momento más enfocada en graduarse en Ciencias del Deporte y la Recreación en la Universidad Tecnológica de Pereira. Y aunque fue la última en llegar al profesionalismo, también tuvo la oportunidad de arbitrar en los cuadrangulares semifinales del Torneo Profesional Femenino.
A ella también le incomodan los insultos desde la tribuna. “Una vez en una cancha una mujer me dijo ‘vaya a barrer que usted no sirve para esto’, y aunque es muy triste ver como se normalizan ese tipo de situaciones, hay que ser fuerte porque una no se puede dejar llevar por los comentarios, los insultos o lo que digan las demás personas porque imagínense usted, nosotras dirigimos casi todos los días, y que tal dejándonos perturbar por eso, no podríamos vivir en paz”.
Frente a la relación con sus hermanas, afirma que “no es cierto, como algunos lo consideran,que haya rivalidad entre ellas.
Nosotras podemos discutir pero a los cinco minutos ya estamos bien y eso es lo que me gusta de nuestra relación, que nunca nos vamos a dejar solas. Siempre que una necesita de las otras, ahí estamos”.
Un caso único
Que sean trigéminas no las hace únicas en Colombia. Lo que si es claro es que en el campo arbitral María Camila, Diana Isabel y Manuela no tienen par a nivel universal. Hoy ellas tratan de no perder la oportunidad para estar juntas en el poco tiempo del que disponen. Prefieren ver una película y descansar en la tranquilidad del hogar a la rumba, aunque cada vez es más difícil que coincidan. De hecho, La Veintitrés logró entrevistarlas gracias a que el 31 de diciembre se preparaban para recibir el año nuevo en su pueblo natal al lado de sus seres queridos. Sus vidas son hoy tan agitadas que fácilmente un fin de semana pueden estar, la primera arbitrando un partido en El Campín de Bogotá; la segunda, poniéndose al día en Pereira con alguna clase de la universidad, y la tercera, en Pensilvania, aprovechando un corto descanso y de paso ayudándole a su madre a atender la Bisutería Los Tres Milagros.
Fotos: La Veintitrés/Redes Sociales/Archivo Familiar