De cada 100 personas que tienen empleo en Manizales, 33 son trabajadores informales, es decir, que sobreviven por actividades que no están reguladas por las leyes o no las amparan o las obligan las normas estándares del trabajo formal. Este tipo de empleo generalmente no ofrece beneficios ni protección laborales, como seguridad social, seguro de salud, vacaciones pagadas, jubilación, entre otros. Para los manizaleños, el trabajo informal es sinónimo de lucha y como es conocido coloquialmente, “echar pa’ adelante”; son aquellos que tienen que salir a pararse en una esquina sin importar las condiciones climáticas porque de ellos depende un hogar completo y el sustento diario.

La tasa de desempleo que se mantiene desde hace varios años atrás ha mantenido a la ciudad como la segunda capital del país con menos informalidad.